Se trata de una serie documental de cuatro capítulos emitida por Netflix. Aborda fundamentalmente el uso de la tecnología CRISPR/Cas9 capaz de editar el ADN para eliminar o insertar partes del mismo. Sin duda una herramienta genética con mucho potencial que genera un gran debate ético. Pero también nos habla de la terapia génica, del impulso genético y finaliza con la fecundación y vitro y los bebés de diseño.
Para plantearnos todas estas cuestiones el documental recoge el testimonio de personas de diferentes ámbitos académicos provenientes de universidades, centros de experimentación, abogados… y los intercala con los de gente no relacionada, familias con hijos enfermos que cuentan su caso real y lo que podría sorprendernos más: los biohackers, personas con conocimientos pero que se mueven fuera de las organizaciones rozando en algunos casos la legalidad, dependiendo de la legislación de cada país, y cuyo objetivo es hacer accesibles estas técnicas para cualquier persona que desee experimentar en el garaje de su casa, al margen de su situación económica.
La modificación del ADN abre un amplio abanico de posibilidades. Se podrían aprovechar las habilidades fisiológicas de otros seres vivos para mejorar las humanas de manera que ayude a regenerar órganos, extremidades, curar enfermedades hereditarias de todo tipo por medio de la terapia génica, como la pérdida de visión o la distrofia muscular; pero también invertir el envejecimiento, ralentizarlo o hacer que los humanos se adapten a vivir en otros planetas. Estas aplicaciones, más relacionadas con el ámbito de la medicina, se topan con el problema de las patentes de las farmacéuticas, que hacen que los precios de ciertos fármacos se eleven a cantidades desorbitadas de seis cifras y que muchas rocen el millón por dosis. Con lo que la serie aprovecha, no solo a debatir si el uso de la técnica es algo ético, sino si se debería hacer más accesible para atender la gran demanda que generaría. Como ejemplo de esa demanda aparece el caso de un chico con VIH que, ayudado por biohackers, experimenta en su cuerpo cómo combatir la enfermedad asumiendo un riesgo importante. A lo que hay que añadir la terrible verdad de que, cueste lo que cueste el tratamiento, no tiene por qué salir bien.
Entrando en el plano de la biodiversidad y la ecología se trata el tema del impulso genético. Consiste en transmitir un gen o conjunto de genes, previamente diseñado mediante ingeniería genética, a través de la población de una especie, de manera que este nuevo material del ADN predomine sobre los demás. Por ejemplo, para extinguir una especie insertando un error en su genoma, lo que ayudaría a combatir las plagas. Este método podría ayudar también a erradicar enfermedades como la malaria al crear mosquitos macho estériles o de cuya reproducción no eclosionen los huevos, o haciendo que el mosquito no adquiera resistencia frente a los insecticidas. Aunque en este caso no estemos hablando de humanos, estos métodos levantan mucha polémica porque las mutaciones involuntarias, e incluso las inducidas, podrían derivar en daños ecológicos irreversibles.
En cuanto a la fecundación in vitro de diseño, actualmente se puede escoger el sexo y aumentar las posibilidades de que el embrión desarrolle ojos de un determinado color, pero el documental va más allá. Se habla de la transferencia pronuclear de la que resultan bebés con material genético de tres progenitores para evitar anomalías genéticas de los padres originales. Todo esto que podría entenderse desde un punto de vista médico roza límites debatibles. Ya que la ingeniería genética podría ser capaz de retocar específicamente parte del ADN para, por ejemplo, modificar la inteligencia. O crear una especie de «raza superior» con características determinadas, accesibles para aquellos con mayor poder adquisitivo, favoreciendo políticas dañinas.
Aunque la serie documental es para todos los públicos, el hecho de que intercalen la mención de las diferentes técnicas hace que el espectador se pierda un poco sobre cuál se está utilizando en ese momento. Esta confusión solo afectaría a quien haya estudiado la materia sin especializarse y quisiera tener información concreta. Ya que visto desde lejos deja una buena impresión. La serie es ideal para abrir grupos de debate que, dirigidos por las personas adecuadas, podrían ser muy productivos.
Recomiendo el documental a aquel que quiera soñar ciencia partiendo desde una base realista que invite a la reflexión. Sin duda el ser humano es capaz de grandes cosas, pero ¿deberían hacerse?
*Aunque la voz en off del documental se haya traducido al castellano, cuando hablen algunas personas habrá partes en inglés subtituladas al castellano.

Doctoranda en Biología, editora y escritora cuando la vida me deja. | Las vacunas salvan vidas y la única tierra plana que venero pertenece a Terry Pratchett.