SEASPIRACY: LA PESCA INSOSTENIBLE, Ali Tabrizi (2021)

Seaspiracy es el polémico documental de Netflix producido por el cineasta británico Ali Tabrizi, que trata el tema de la sobrepesca y los problemas naturales, económicos, morales y sociales asociados a ella.

Se trata de un documental narrado en primera persona por el propio Ali Tabrizi que se arriesga, cámara en mano, a viajar por el mundo visitando lugares peligrosos y tratando de que alguien le responda a sus preguntas incómodas. Nada más empezar sale una advertencia de maltrato animal y la recomendación de que sea visto por mayores de dieciséis años.

La conexión de Tabrizi con el mundo marino comienza con la preocupación del impacto de los plásticos sobre la vida marina y el descubrimiento de que una gran cantidad de los deshechos marinos, como las redes, provienen de la industria pesquera. Aprovecha a hacer conexión con el tema de la caza de ballenas y la matanza que se realiza sobre los delfines para conseguir otras especies preciadas por su valor, como por ejemplo el atún rojo, un negocio millonario al que se suma el de las aletas de tiburón; quizás lo único que se aprovecha de este animal antes de desechar su cuerpo inerte de vuelta a mar y donde gran culpa de esta acción la tiene la publicidad y demanda de este producto. Asociado a estas especies los datos son escalofriantes.

Imagen del documental. Ali Tabrizi con una aleta de tiburón (rockyarte)

Tras correr un gran riesgo para obtener algunas imágenes, Ali Tabrizi se atreve a poner en duda la fiabilidad de ciertas marcas asociadas a la pesca sostenible, sumando polémica a una situación ya de por sí problemática. Y es que no se trata solo de la importancia ecológica de la vida marina y del mar que ayuda a regular la tierra, hay otro tipo de intereses más egoístas que derivan en conflictos económicos y de ahí a la delincuencia pesquera con desapariciones, asesinatos e incluso la esclavitud, como ocurre en las marisquerías Tailandesas.

Se puede decir que el documental, más que centrarse en los aspectos biológicos ha querido sacar a la luz la parte oscura de la relación entre nuestra especie y las marinas, que a veces se vuelve en nuestra contra. Los intereses económicos y la relación entre las marcas que explotan el mar y aquellas que tratan de protegerlo. Por eso no es de extrañar el gran número de críticas que ha recibido.

Al ser una narración en primera persona es inevitable que exista un sesgo que el espectador deberá filtrar si desea información objetiva o por el contrario dejarse llevar y empatizar con él. Esta visión personal también da pie a sacar ciertas afirmaciones fuera de contexto, quizás con un toque dramático y alarmista, pero si nos fijamos en los datos procedentes de los diferentes estudios, en las imágenes que no engañan, y sin pretender crear una telenovela de todo esto, se llega a la conclusión de que el tema es grave y hay que tomárselo en serio. Por eso, aunque sea de una forma rebelde y adolescente, el documental merece la pena ser visto. Proyectado en un entorno adecuado y con expertos en el tema dispuestos a desgranar cada afirmación ante un público curioso, seguro que es capaz de levantar tanto debate como ha generado en internet. Y quién sabe si alguna solución.

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