En este caso no se llamarían pelos sino tricomas. No todos los kiwis presentan estas estructuras pero sí es el caso del más común aquí en España, el del fruto procedente de la trepadora Actinida deliciosa. Los tricomas resultan ser una barrera de defensa ante la variación de temperatura, humedad y la presencia de pequeños insectos.
El kiwi «peludo» que más conocemos procede de regiones semiáridas del Oeste de China donde la presencia del sol es un factor importante. La temperatura y la humedad dependen a su vez del sol y del viento. Tanto el calor como el exceso de aire pueden llegar a secar el fruto. Los tricoman actúan en este caso como un abrigo que mantiene una capa de aire entre la piel del kiwi y el exterior. De esta manera se reduce el impacto de los cambios de temperatura en ambos sentidos, evitando la insolación y una transpiración excesiva cuando la temperatura es elevada, consiguiendo así reducir la pérdida de agua.
Aunque los factores abióticos sean determinantes y expliquen por sí solos la presencia de los tricomas, los kiwis salen ganando también en el plano biótico. Se ha visto que los pequeños herbívoros evitan encontrarse con estas estructuras porque les perjudican en tres niveles: primero porque resultan una barrera física a la hora de alimentarse de las hojas o frutos que los contienen, también para los humanos, no nos queda más remedio que pelarlos; segundo, porque dificultan la puesta de huevos en los insectos al no poder adherirse con seguridad a su superficie; y tercero, la dificultad que supone para la locomoción del animal, por ejemplo los caracoles, y el riesgo de quedar atrapados, enredados e incluso perforados por los tricomas.
Pero en biología, como en la vida, siempre hay excepciones: existen también larvas dispuestas a pagar las desventajas de vivir en presencia de estos «pelos» por evitar a su depredador alado, los pulgones han desarrollado estructuras para la locomoción en este medio y los ácaros depredadores encuentran entre los tricomas su refugio.
Referencias
HANLEY, M.E., LAMONT B.B., FAIRBANKS M.M., RAFFERTY C.M. (2007) Plant structural traits and their role in anti-herbivore defence. Perspect Plant Ecol Evol Syst 8(4):157–178.
LI, D., LIU, Y., ZHONG, C. & HUANG, H. (2010) Morphological and cytotype variation of wild kiwifruit (Actinidia chinensis complex) along an altitudinal and longitudinal gradient in central-west China. Bot J Linn Soc 164(1):72–83.
Imagen. Pixabay License. Shutterbug75

Doctoranda en Biología, editora y escritora cuando la vida me deja. | Las vacunas salvan vidas y la única tierra plana que venero pertenece a Terry Pratchett.