La llave de la eternidad es un ambicioso proyecto de Gorka E. Argul, a cuya escritura dedicó cinco largos años. Y con el que inicia una saga literaria, El viajero. La siguen Mensaje eléctrico y Realidad salvaje.
Se publicó inicialmente en la malagueña editorial Seleer, pero para la edición actual ha optado por la autopublicación.
La llave de la eternidad es una novela amplia, 440 páginas en su edición en papel, dividida en cuatro partes y en ciento un capítulos breves.
Como indica su subtítulo, es una historia construida en torno a la figura de Nikola Tesla. Quizás el científico más fascinante e injustamente olvidado del siglo XX. Un adelantado a su tiempo al que se le atribuyen ideas y proyectos propios de la Ciencia-Ficción. A quien otros investigadores robaron sistemáticamente sus invenciones. Y cuya carrera, vida y fallecimiento siguen hoy día rodeados de misterio. Hasta tal punto que, a su muerte, el gobierno de los Estados Unidos requisó todos los documentos de su despacho.
Pero La llave de la eternidad no es solo eso. Es una obra compleja. Con una trama poliédrica en la que intervienen gran número de personajes. Y que requiere una lectura atenta para capturar todos los detalles de la historia y no perderse, en la línea propia de los Thrillers de intriga y espionaje.
Un factor llamativo de la novela es la dificultad para establecer bandos, en el sentido de que no es una historia «de buenos y malos». Existe un protagonista principal, el periodista Patrick Stevens. Pero la narración lo abandona en favor de otros personajes y sucesos durante gran parte del texto.
En teoría, la acción principal, la que concierne a Patrick, se desarrolla en tres días. Pero la segunda parte, por ejemplo, transcurre entre 1982 y 1990 en escenarios tan dispares como Kabul o Florida.
Su narración, en tercera persona por parte de un narrador omnisciente, no es lineal, sino que hace continuos saltos atrás en el tiempo y el espacio. Así la acción transcurre en escenarios muy distintos y en diferentes épocas.
El componente de Ciencia-Ficción permite a varios personajes —de longevidad sobrehumana— protagonizar acontecimientos durante largos períodos de tiempo. E incluso, en un capítulo, Patrick llegará a lo que parece una realidad alternativa, ofreciendo un momento desconcertante al estilo de Philip K. Dick.
El punto de partida es la implicación de Nikola Tesla y de Albert Einstein en el conocido Experimento Filadelfia. En el que, supuestamente, un destructor de la armada estadounidense se habría vuelto invisible y después teletransportado.
Ese mismo año 1943 fallece Tesla y sus documentos son confiscados por el gobierno. En esta ficción, Tesla guarda sus secretos en una caja de seguridad de su invención. Además separa las dos llaves necesarias para su apertura.
La genialidad de Tesla articula gran parte de la trama de la novela. Pues Gorka E. Argul especula con que la tecnología que hoy poseemos y los proyectos ultrasecretos de variadas agencias gubernamentales emanan directamente de los diseños e investigaciones de este científico.
Individuos y organizaciones se enfrentan, se persiguen engañan y traicionan a lo largo del texto. Con hilos subargumentales que se prolongan durante años y que convierten a La llave de la eternidad en un thriller con un ritmo de lectura muy alto. En el que apenas hay tiempos muertos y en el que la acción es constante.
Algo que gustará en especial a los amantes de las novelas de espionaje. Pues los alineamientos no están siempre claros y las traiciones son la tónica. Incluso a amigos y aliados en apariencia inquebrantables.
Los cinco años que Gorka E. Argul ha dedicado a su obra se notan en la complejidad de la trama y en el cuidado que recibe su extensa nómina de personajes. También en las referencias a tantas instituciones, agencias, experimentos y sucesos históricos. Y en las cuestiones técnicas, que el autor domina como técnico en telecomunicaciones que es.
De hecho, La llave de la eternidad tiene un evidente carácter divulgativo. E incluye muchas notas para ampliar datos sobre vehículos, armamento, ubicaciones, ambientación…
El conjunto es muy visual y cinematográfico. Mostrando Gorka E. Argul tantas influencias literarias como audiovisuales.
En los aspectos a mejorar estarían varias erratas, un par de construcciones gramaticales que podrían mejorarse y lo signos de puntuación. En especial en los diálogos, donde se echan en falta signos de admiración e interrogación. Y donde la coma se omite con los vocativos. Cuestiones que no empañan demasiado la lectura.
La llave de la eternidad resulta, en resumen, un thriller de intriga y acción en el que destaca su trama rica en ramificaciones y subargumentos. Y que incluye elementos propios de la Ciencia-Ficción que le dan un toque diferenciador. No es una lectura ligera. Pero su densidad satisfará en particular a los devotos del espionaje y el suspense.
Es también, por último, un hermoso homenaje y una acción divulgativa de la figura de Nikola Tesla, el hombre que desarrolló —entre otros avances— la corriente alterna, sin la cual nuestra vida sería hoy simplemente imposible.
La llave de la eternidad puede adquirirse en papel con tapa blanda.
Texto cedido por Kindlegarten con permiso del autor.
Crédito imagen: Amazon
Título: La llave de la eternidad
Autor: Gorka E. Argul
ISBN: 978-1511835640
Bloguero, escritor y redactor de contenidos. Colaborador de las revistas Windumanoth, HyperSpace y Libros Prohibidos, y del podcast El Sótano de Radio Belgrado. Miembro de la revista Tantrum y del colectivo Inicia Literaria. Autor de Leyendas del Colt con el seudónimo Kenneth James.