Según el proyecto The Vertical Farm, «para 2050 el 80% de la población mundial vivirá en las ciudades y necesitará un área agrícola del tamaño de Brasil para alimentarse». La superpoblación en lugares tan concretos conlleva numerosos problemas ambientales y logísticos por lo que se hace necesario —si no vital— buscar una solución sostenible. Con este fin se inició la idea de las granjas verticales de ciudad. Se trata de edificios de gran altura en los que se cultivan plantas a modo de invernadero con forma de rascacielos.
SOSTENIBILIDAD AMBIENTAL
Las primeras ventajas para con el medio ambiente están claras: al construir a lo alto se aprovecharía mejor un espacio cada vez más escaso y la ubicación en los centros urbanos evitaría el transporte por carretera a lo largo de kilómetros y kilómetros con la consiguiente disminución del impacto ambiental. Reduciría también el número de explotaciones rurales intensivas, con lo que este espacio podría ser reforestado. Los propios agricultores podrían plantar y mantener estos árboles a cambio de una remuneración vitalicia.
Al ser en vertical se optimiza la superficie para cultivos y —cito de los estudios— «es posible ahorrar en promedio 5 veces la superficie utilizada en exteriores (en el caso de las frutillas la relación es de 1 a 30)». Al poder ejercer un mayor control sobre los riesgos ambientales como la sequía, los temporales o los insectos, podría llegar a evitarse el uso de pesticidas y fertilizantes químicos, reduciendo también el riesgo de perder las cosechas, con lo que se aprovecharían mejor los recursos.
Por otra parte, la arquitectura del complejo no generaría un mayor impacto paisajístico que los edificios de la ciudad; si acaso su imagen contribuiría a mejorar este aspecto.

DISEÑO SOSTENIBLE
Los beneficios de la granja vertical variarían según el diseño pero en general en todas se buscaría uno que aproveche al máximo la luz y el calor. Esto se puede conseguir mediante la inclinación, de manera que a medida que se ascienda por el edificio el área de la planta se reduzca. Se podrían incorporar a su vez paneles de cristal con mamparas de óxido de titanio evitando que entre aire contaminado y repeliendo la acumulación de agua de lluvia en los cristales, para que no reduzca la luminosidad en las salas.
El aprovechamiento del espacio vendría con la altura. En datos concretos, y según las referencias, en un edificio de 58 pisos (238 metros) cabría el equivalente a 180 mil metros cuadrados de área de suelo y unos 720 mil metros cuadrados de área de crecimiento. Es decir, que podría producir tanto como una granja de unas 400 hectáreas, y alimentar a 35 mil personas de los alrededores ocupando en su base una hectárea de espacio de la ciudad.

GESTIÓN DE RESIDUOS
Estas granjas tienen como principal meta el cultivo, pero también se ha hablado de cría de ganado o animales de pequeño tamaño. Todos ellos, junto a las plantas, generan residuos importantes que tratar.
Dentro de los residuos orgánicos tendríamos por ejemplo las hojas caídas, plantas muertas o producto estropeado; excrementos y animales muertos; y residuos de la cafetería o comedor. Del lado de los inorgánicos de nuevo la cafetería, el material de oficina y laboratorio y aquel que se use para el tratamiento de plantas y animales.
La mayor parte de los residuos generados serían de origen orgánico. Una de las opciones a barajar para su gestión es la producción de biogás, que a su vez podría ser utilizado como método de obtención de energía para el propio edificio. El biogás es una mezcla de gases cuyos principales componentes son el metano y el bióxido de carbono. Se producen como resultado de la fermentación de la materia orgánica en ausencia de aire, por la acción de un grupo de microorganismos. Este se puede operar a partir de casi toda la materia orgánica, especialmente de residuos agrícolas y basuras así como de desechos de animales y humanos. Por medio de este proceso se obtienen gas combustible y fertilizantes, resolviendo al mismo tiempo serios problemas ambientales al convertir desechos que hacen proliferar larvas y moscas, en recursos útiles. Para ello las instalaciones contarían con biodigestores sencillos en su construcción, operación y mantenimiento que se encargarían de convertir las materias primas en subproductos aprovechables como abono o metano.

SOSTENIBILIDAD DE CONSUMO DE RECURSOS
Las granjas verticales tendrían un sistema para autoabastecerse de energía renovable incorporando a su estructura paneles solares giratorios, turbinas eólicas, elementos arquitectónicos para recoger el agua de la lluvia —incluso del tratamiento de aguas grises—, de riego o de mar que a su vez servirían para enfriar y humidificar los invernaderos; pero también aprovechando el biogás que genere y sirviéndose de incineradores de residuos

SOSTENIBILIDAD ECONÓMICA
Como todo gran proyecto requiere de una gran inversión. ¿Compensará esta inversión las ventajas futuras? Analicemos por pasos:
Se ha estimado de media que una granja vertical sencilla sería cuatro y seis veces más productiva que una convencional. Se reducirían los costos en transporte, se crearían nuevas oportunidades de trabajo en la misma ciudad y la venta de sus productos estaría asegurada por ser un recurso esencial. Pero no hablamos solo de alimentos. Un edificio así podría contar con su propia farmacéutica, valiéndose de diferentes plantas medicinales, se podría producir y tratar la celulosa, sintetizar colorantes y pigmentos para alimentación, textil y pinturas; o exportar sus propios fertilizantes. También funcionaría como centro de investigación.
Turísticamente tendría su punto al contar con un diseño arquitectónico innovador, lo que beneficiaría a los comercios de la zona.
Por otra parte, y al menos de momento, los gastos de producción de los alimentos serían superiores con lo que repercutiría en el valor de mercado. Algo que daría lo mismo si nos estuviésemos muriendo de hambre pero no en circunstancias normales. Una transformación así generaría pérdidas en otros puestos de trabajo, en cierto modo predecibles y prevenibles. Las instalaciones en sí presentarían un alto coste de fabricación y mantenimiento por lo que sería fundamental que el edificio pudiese obtener la mayor parte de la gran cantidad de energía que consumiese. Y no menos importante, la granja vertical contendría seres vivos que crecen y se reproducen por lo que sin un buen plan causarían daños estructurales al edificio, humedades, plagas, alergias y un sinfín de inconvenientes derivados del simple hecho de vivir.

SOCIEDAD
La opinión de la sociedad es también importante para que toleren la presencia de un edificio así cerca de su vivienda. A favor estaría el garantizar el suministro de alimentos durante todo el año. Y hablamos de unos años en los que la falta de alimento sería el gran problema. Actualmente se han diseñado edificios para suministrar fruta, verdura, agua, pescado y carne para unas 50 mil personas. Además el diseño alegraría la gris ciudad y el crecimiento de los bosques contribuiría a mejorar el tema del cambio climático.
En la otra cara de la moneda estaría la contaminación lumínica si el edificio permanece encendido durante la noche. Abundaría la desconfianza sobre la calidad de los alimentos y la sospecha de transgénicos —acertada o no— con los que mucha gente no está de acuerdo. Habría otros argumentos como que el medio rural también es importante para la conservación de la naturaleza o la posibilidad que se abriría para producir agrocombustibles en esos terrenos, con el consiguiente impacto ecológico.
Las granjas verticales proporcionarían un alivio inmediato y local para enfrentarnos, en un futuro muy cercano, a un número de población desproporcionado con un nivel de explotación y agotamiento de recursos insostenible. Porque no hay que olvidar que este es el verdadero problema. Las tiritas están bien cuando existe una herida pero lo que habría que hacer es evitar caerse.
Referencias
The Vertical Farm Blog. http://verticalfarm.com/
Feldman, Amy, “The vertical farmer”. Popular Science (July 2007), EEUU, pags 45-46
“Global Consequences of Land Use”. Science Magazine, Vol 309, (July 2005)
“Spreading Dead Zones and Consequences for Marine Ecosystems”. Science Magazine, Vol 321, (August 2008)
“Nature in the Metropolis”. Science Magazine, Vol 308, (May 2005)
Imagen principal: agriculturers . com

Doctoranda en Biología, editora y escritora cuando la vida me deja. | Las vacunas salvan vidas y la única tierra plana que venero pertenece a Terry Pratchett.