El documental de «La tierra es plana» o «Behind the Curve» en su versión en inglés, dirigido por Daniel J. Clark, se puede ver en inglés con subtítulos en castellano en Netflix y tiene una duración de 96 minutos. Advertimos que la forma de redactar esta reseña puede dar lugar a spoilers.
En los últimos años, la creencia de que la tierra es plana se ha ido extendiendo por la sociedad de forma exponencial, ayudada por internet y las redes sociales e impulsada por determinadas personas que exponen sus teorías a través de medios como youtube, entre otros. Es tal la repercusión que, a la hora de decidir ver este documental lo hice con intención de explorar sus teorías con la mente abierta y estudiar su forma de abordar el tema con objetividad. No pude hacerlo, principalmente porque, de mencionar una teoría, lo hacen de refilón, nombrándola y no explicándola. No es un documental que trate de convencer a nadie con pruebas, solo muestra lo mencionado al inicio de este párrafo, a personas de la comunidad, sus líderes, sus reuniones, y el debate que enfrenta los dos puntos de vista, ya que entrevistan a gente de opiniones opuestas sin ahondar en los aspectos más técnicos del tema.
Del lado de los impulsores tendríamos como figura principal al youtuber estadounidense Mark Sargent, acompañado de Patricia Steere, locutora del podcast La Tierra plana y otras patatas calientes en el que Mark ha colaborado en multitud de ocasiones; la vida privada de Mark toma cierta relevancia en este documental desplazando el asunto que da nombre al título hasta el punto de tratar su relación de enemistad con el autoproclamado «descubridor de la tierra plana», Math Powerland, que lo ve como una gran competencia en internet. Del lado de las entrevistas realizadas a los detractores de la tierra plana, de forma esporádica, nos encontramos al astronauta Scott Kelly, entre otros.
Tras contar los motivos por los que se hicieron terraplanistas, mostrar una gran cantidad de merchandising sobre el tema y declarar al astrofísico y divulgador Neil deGrasse Tyson como «aquel que no debe ser nombrado», recurren a la premisa de «¿Cómo saben que la tierra es redonda si nadie tiene una nave para verla?», como base de su razonamiento. Hablan de los mapas de vuelos internacionales donde al parecer no es posible encontrar ninguno transoceánico en el hemisferio sur que cruce del Océano Índico al Océano Pacífico o de pruebas «fallidas» por parte de los terraplanistas, como la del giroscopio que trata de detectar (o no) la rotación de la tierra, o la prueba del láser para ver si existe o no una curvatura en la superficie de la misma; todo ello montado de tal manera que, a pesar de que los terraplanistas son los protagonistas del documental, este parece querer reírse de ellos.
Sin embargo existe algo que rescatar, y son reflexiones tan importantes y sinceras que no se aplican en exclusiva a la teoría de la tierra plana, sino a cómo surgen las conspiraciones en general. Por su parte, la ciencia entona el mea culpa recalcando su complejo de superioridad y la forma más o menos acertada de acercarse a la gente; que no consideran que este tipo de teorías se den por falta de inteligencia sino de respeto a la autoridad, ya que ven a la NASA o al propio gobierno como algo malo, falso y mentiroso contra lo que hay que luchar. Por su parte, Patricia Steere, que ha sufrido en carne propia teorías de conspiración, reflexiona y entiende que muchos científicos no puedan responder a ciertas cuestiones que les plantean los terraplanistas, pues ni ella misma es capaz de desmentir afirmaciones hechas hacia su persona que sabe de primera mano que no son verdad. Algo parecido sucede con una pregunta final formulada a Mark Sargent y cuya respuesta rebosa una sinceridad aplastante. Es de agradecer que no se hayan censurado estas partes, tanto por parte de los defensores como de los detractores.
En definitiva, el documental es un retrato de la relación actual de la sociedad con la idea de la tierra plana y no una explicación de teorías sobre la tierra plana en sí. En cuanto a aspectos técnicos, no se puede recalcar nada en especial como la música, la fotografía o el guion, pero sí se agradecería que aparecieran más veces los rótulos para identificar a los entrevistados y no perderse. En cuanto a quién recomendar ver este documental, sabiendo ya de lo que trata, quizás no entre en un top 10 de ninguna lista, pero quien esté interesado en el tema se puede poner al día en poco tiempo mientas cae la lluvia al otro lado del cristal.

Doctoranda en Biología, editora y escritora cuando la vida me deja. | Las vacunas salvan vidas y la única tierra plana que venero pertenece a Terry Pratchett.