Hay historias que destacan la interdisciplinariedad. Una de ellas cuenta cómo un experto en algas colaboró con el Ministerio de Defensa inglés durante la Segunda Guerra Mundial y puso su grano de arena a la hora de descifrar el código de la máquina Enigma. Además resulta que esta historia tiene su propia historia cuando se popularizó en abril de 2018 a partir del hilo en Twitter de Florence Schechter.
Mediante tuits encadenados con frases y gifs explica como Geoffrey Tandy fue reclutado para el área de desciframiento del código de la máquina Enigma en Bletchley. Y que el motivo de que un trabajador del museo acabara en un centro de desencriptación fue una errata. Que se confundió en inglés cryptogammist, experto en plantas criptógamas, con cryptogrammist, experto en criptografía.
Leyenda viralizada. Que una «r» fue decisiva en la Segunda Guerra Mundial. Algunos medios se hicieron en seguida eco de esta versión tuitera. «Lo que nunca creerías es que este error tipográfico decantó el final de la Segunda Guerra Mundial del lado de los aliados. El fallo de un delegado del Ministerio de Defensa británico llevó a que un especialista en algas, Geoffrey Tandy, se viera involucrado en una de las operaciones encubiertas más intensas de la guerra», se ha podido leer.
Otros como Colby Cosh contrastaron la historia y relataron una versión menos épica. Para empezar Tandy no era el tan afamado experto en algas, sino más bien un cargo auxiliar en el cuidado del material de botánica en el Museo de Historia Nacional de Londres. Entre sus cualidades se encontraban el manejo de material delicado y documentos, además de conocer lenguaje técnico en varios idiomas. Como suele ser el trabajo en una colección de Historia Natural, su labor era más parecida a la de un bibliotecario.
Para contribuir a su país en el ambiente bélico que se vivía en 1939 se alistó en la Royal Navy y fue destinado a una oficina en la que su tarea era reunir documentos navales extranjeros e interpretar términos técnicos y abreviaturas incluidos en dichos documentos. Su dedicación como archivista hizo que fuera de interés para el Ministerio de Defensa y que fuera llevado a Bletchey para colaborar. La leyenda del error tipográfico viralizada queda descartada.
Una vez allí, Tandy tuvo oportunidad de mostrar sus habilidades en el manejo de material delicado y recuperar sus conocimientos del museo. Resultó que en 1941 un submarino alemán fue torpedeado y parte del material que transportaba recuperado. Allí había manuales, cartas de navegación y algo crucial para las comunicaciones alemanas, tablas de bigramas. Estas tablas permitían descifrar los códigos de la máquina Enigma. Pero había una pega, estaban completamente mojados. Ante la situación, los conocimientos de Tandy a la hora de preservar material como algas permitió que las tablas de bigramas no se destruyeran y pudieran ser empleadas por el ejército aliado.
Esta historia nos muestra cómo hay conocimientos que son aplicables en circunstancias inesperadas y que ninguna disciplina es despreciable, aunque al momento no sepamos para qué puede servir. Que hay elementos de leyenda que fácilmente se transmiten por las redes sociales y que antes de darle más difusión habría que contrastar con otra fuente su veracidad.
Bibliografía
Hilo de Twitter de Florence Schechter
https://twitter.com/floschechter/status/983371581039763456
https://nationalpost.com/opinion/colby-cosh-your-ww2-too-good-to-be-true-story-debunking-of-the-day
https://www.nhm.ac.uk/natureplus/blogs/behind-the-scenes/tags/cryptogams.html
https://www.xataka.com/historia-tecnologica/el-botanico-que-ayudo-a-ganar-la-ii-guerra-mundial
Crédito imagen: PixelAnarchy vía Pixabay

Doctora en Biología. Interesada por la divulgación de la ciencia.