LA DUDA DE DARWIN, Jon Amiel (2009)

Creyente o no creyente, rara es la persona que no ha escuchado alguna vez el apellido de Charles Darwin. Este naturalista inglés revolucionó la biología en 1859 con la publicación del libro de «El origen de las especies», pero lejos de las teorías no solemos adentrarnos en su vida para conocer mejor al hombre. «La duda de Darwin» es una película de producción inglesa y dirigida por Jon Amiel que hace hincapié en la vida familiar del científico tras la dura pérdida de su primera hija y durante el proceso de escritura de un libro que cambiaría la ciencia.

«Papá, cuéntame una historia […] de todo», con estas palabras de Annie, la hija mayor de Charles Darwin, comienza un drama lleno de saltos temporales. En orden cronológico colocaríamos primero las aventuras de un joven apasionado de las ciencias naturales de viaje por el mundo a bordo del Beagle; después, años más tarde a un padre de familia que cuenta las vivencias del viaje y que tiene a Annie como ojito derecho; y finalmente, en lo que sería el presente en la película, a un hombre deprimido en la década de los cincuenta del siglo XIX que ya ha perdido a dos de sus hijos y que es incapaz de pasar página.

Este hombre atormentado bien caracterizado por el actor Paul Bettany recibe la visita del botánico y amigo Joseph Dalton Hooker y de un fiel defensor de sus teorías, el científico Thomas Henry Huxley a quien la historia conoce como «el Bulldog de Darwin». Ambos le animan a que recoja en un libro sus investigaciones acerca de la evolución de las especies, pero se muestra reticente, no solo por su situación personal que no le deja avanzar o porque no haya dado por concluidos sus estudios, sino por el gran reto que suponía entonces contradecir a la iglesia. Esa duda es la que da el título a la película y la que confunde en un primer momento al mismo espectador, pues su hija Annie aparece de improviso como un fantasma muy corpóreo que nos hace pensar en un salto temporal, pero no, a juzgar por la forma del pelo de actor, que cambia según la época, tras su fallecimiento la hija se ha convertido en la voz de su conciencia. Es necesario prestar atención para ver las diferencias entre el pasado y el presente porque no hay marcador que indique la fecha.

Sin duda es Annie, y no las teorías científicas, la pieza clave sobre la que gira toda la película, por lo que si el espectador se esperaba otra cosa queda advertido. Las anécdotas del Beagle se quedan en algo esporádico y se deja ver un experimento propio con las palomas que criaba en el jardín, pero de nuevo la trama se centra en la familia, en el distanciamiento con su mujer —mujer creyente que calla aunque sufre y defiende la ausencia del padre ante sus otros hijos—, y la escritura o no del polémico libro. Este triángulo padre-madre-hija fallecida lleva a una de las reflexiones más duras de la película y que puede llegar a emocionar a quien le pille con la lágrima fácil, pues Darwin se casó con su prima de sangre, Emma Wedgwood, y la genética junto con las teorías de Darwin tienen algo que decir al respecto.

No esperéis acción ni descubrimientos. Todos sabemos que Darwin llegó a publicar el libro adelantándose a Wallace, que había llegado a la misma conclusión de la teoría de la selección natural sin haber compartido estudios y desde otra parte del mundo, por lo que el final está escrito. Pero lo hizo tras tener a la iglesia y a la misma familia en contra en un proceso de aceptación y decisión que no tiene desperdicio. Y aunque sea por mero entretenimiento merece ver esta película que trata sobre un hombre que se atrevió a dar un paso al frente construyendo la base de un futuro diferente para el resto.

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